Hoy es domingo, el veinte y nueve de mayo, y ahora voy a escribir sobre el fin de semana y el Día de los Caídos, ya en curso.
Si me recuerdo bien, mi fin de semana empezó en el vienes pasado. Yo llevé a mi casa, jugué un videojuego nuevo, comí un cheesesteak y mirar MSNBC. Mi mejor amiga estuve en MSNBC esa noche. Después, jugué el mismo videojuego.
En sábado, me levanto a las seis y media en la mañana porque necesité conducir a las seis y media el la mañana. Fue, en mi opinión, una experiencia totalmente desagradable. Yo comí un sándwich con salchicha y arándano para el desayuno. Fui al Shoprite. La misma amiga me visitó. Para relatar en pocas palabras, no he hecho mucho en los días pasados.
Hoy es domingo, y ya yo lo he decido. En las cinco horas en que he estado despierto, yo he comido una ensalada y comentado en un blog. Retrógrado por un artículo sobre las maravillas de flexibilidad mental, yo pienso que no he realizado nada.
Es una pena, también. Siempre espero a fines de semanas como este. No quiero malgastarlo, pero es muy fácil.
Pues, mañana será el Día de los Caídos. Mi amigo quería ir al parque de atracciones, pero no lo quería. Normalmente, soy la persona más divertida del mundo, pero no haría diversiones en temperaturas de noventa y cuatro y parques con todos las adolescentes alborotadores de cuatros estados. Voy a cocinar en la barbacoa en vez de eso.
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